por José Antonio Burriel, presidente de la Asociación No Más Violencia de Género “José Antonio Burriel”
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¿Nos hemos olvidado los adultos de nuestra adolescencia?
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¿Acaso alguien pensaba que el pensamiento machista no iba a afectar a los adolescentes?
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Reflexiones a raíz de la presentación del plan de acción Adolescentes SIN Violencia de Género.
Un árbol es una planta perenne, de tallo leñoso, que se ramifica a cierta altura del suelo. Los árboles son un importante componente del paisaje natural debido a que previenen la erosión y proporcionan un ecosistema protegido de las inclemencias del tiempo en su follaje y por debajo de él. También desempeñan un papel importante a la hora de producir oxígeno y reducir el dióxido de carbono en la atmósfera, así como moderar las temperaturas en el suelo. También, son elementos en el paisajismo y la agricultura, tanto por su atractivo aspecto como por su producción de frutos en huertos de frutales como el manzano. La madera de los árboles es un material de construcción, así como una fuente de energía primaria en muchos países en vías de desarrollo.
¿Los adolescentes? Y no se me ocurre nada mejor que comenzar estas líneas hablando de los árboles.
Y los arboles crecen. Son pequeños, y se hacen grandes. Y, cuando son pequeños, además de necesitar el agua, precisan de la savia. Y, a veces, precisan de los rodrigones, Precisan de palos o varas que, clavados en la tierra y a su vera, impidan que el árbol en crecimiento se tuerza, no crezca tal y como la naturaleza ha previsto. ¿Los adolescentes?
Están en crecimiento. Son ya una realidad, pero todavía “primavera de la sociedad”. En su crecimiento ya anuncia la nueva sociedad venidera. ¡Son adolescentes anunciando su madurez y sus responsabilidades en la sociedad!
Y, en ocasiones, los mayores, los que hemos dejado atrás la adolescencia, sentimos temores al contemplar el crecimiento del “árbol adolescente”. Y surgen los temores bien porque observamos peligros en el crecimiento, bien porque quisieran que el crecimiento fuera según sus criterios o deseos.
¿Nos hemos olvidado los adultos de nuestra adolescencia? ¿Hemos dejado tan atrás en nuestra memoria el caminar a veces vacilante de nuestra adolescencia? ¿Hemos borrado de nuestra memoria el malestar que nos producía la falta de confianza de nuestros mayores en nuestra vida de adolescentes? ¿Hemos olvidado el rechazo que sentíamos –aunque lo silenciáramos- cuando se pretendía dirigir los pasos de quienes comenzábamos a sentir una nueva vida en nosotros?
Y los adolescentes estrenan en su vida una nueva relación: la afectiva. La han visto en sus padres, la han contemplado en el cine, la han leído en los libros, se han cruzado con ella en las calle y en las plazas. Los adolescentes desean –así es- encontrarse con el amor. ¡Y se encuentran! ¡Y se sienten “más mayores”, como la si adolescencia estuviera ya dando paso a la madurez. El árbol comienza a ser árbol. Y…
Y como en toda relación social, también la afectiva, surgen los escollos, las dudas, los problemas…en el camino hay piedras, los arboles sufren los vientos y los rayos, también la sequía.
La relación afectiva de los adolescentes es natural, y, como tal, expuesta a los avatares. ¡Apoyemos las relaciones afectivas de los adolescentes! Digamos con claridad que son relaciones positivas, sanas, aun cuando aparezcan los peligros. Y nosotros, los mayores, que conocemos por experiencia –que debemos conocer- las distorsiones de esas relaciones, ayudemos a los adolescentes. Ofrezcamos a los adolescentes “los rodrigones”, los apoyos para que esa relación sea sana. No ofrezcamos para su reflexión solamente lo negativo: apoyemos su relación sin dejar de advertirles de los obstáculos.
Los adolescentes viven en “una burbuja”, “su burbuja”, No pretendamos que pasen a la nuestra, no destruyamos la suya: hagamos que esta sea respirable, responsable, sana, positiva. ¡Los “rodrigones” no hacen crecer al árbol, ayudan a que el árbol crezca según su naturaleza!
Existe violencia de género entre los adolescentes. Los datos así lo verifican. ¿Acaso alguien pensaba que el pensamiento machista no iba a afectar a los adolescentes? Viven en “su burbuja”, pero esa “burbuja” está en nosotros, y “los virus” nos puede afectar a todos. ¿Por qué no poner el acento en los positivo de la relación adolescente? ¡Hagámosle ver a los adolescentes lo que es una relación sana! Si les mostramos lo positivo, sabrán distinguir lo que es negativo. Y si confiamos en su capacidad, en sus ganas de vivir y de alcanzar la madurez, lucharan por alejar de sus vidas lo negativo. Así lo creo yo, y así es el principio fundamental del nuevo plan de acción, Adolescentes SIN Violencia de Género que se presenta el próximo martes 1 de julio a las 18h en La Beneficencia de Valencia, y a cuya presentación, estáis todos invitados.