Por José Antonio Burriel, presidente de la Asociación NO Más Violencia de Género
“Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan.
Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.”
Son estrofas de un célebre poema de Gabriel Celaya. Son palabras que escojo para iniciar mis comentarios este año, 2015. Y las escojo porque ante la violencia machista que hiere nuestra sociedad no es posible la neutralidad, no son posibles los paños calientes…¡se impone la valentía de exponer lo que sucede, la valentía de gritar al cielo y en la tierra actuar!
Se buscan caminos para que las mujeres maltratadas encuentren la salida, que denuncien, por ejemplo. Y no se facilitan –lo he repetido múltiples veces- a familiares, amigos, vecinos, compañeros instituciones donde acudir para recibir consejos de cómo actuar, incluso para relatar siendo protegidos. Unas palabras o unos hechos contados con confidencialidad podrían permitir el inicio de una investigación que ayudara a la mujer.
Y qué decir de las actuaciones del personal sanitario o de los Servicios Sociales. Sin retruécanos o hipérboles: El personal sanitario y los Servicios Sociales están… ¡al pairo! Más claro, agua: no están cumpliendo con sus deberes respecto al maltrato a la mujer. Con las debidas excepciones.
Repasen las consecuencias del maltrato a la mujer en su salud. Pueden encontrar esos signos en cualquiera de las guías sobre violencia de género. Por ejemplo, en el Protocolo Común Sanitario. ¿Qué se hace al respecto? Apenas, casi nada, y hasta nada. Y el silencio de la mujer ante la violencia que sufre se rompería en mil pedazos ante la intervención sanitaria, del médico. ¡Que cumplan con sus obligaciones! “Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”
¿Los Servicios Sociales? A ellos acuden muchas mujeres a pedir consejo sobre esto o a aquello, a pedir ayuda sobre esta o aquella situación. Probablemente no hablen directamente sobre el maltrato que sufren, Pero…la formación de los trabajadores sociales debe permitirles descubrir la posible existencia del maltrato.
Que para todo ello se necesite formación…¡dese la formación debida! Que no se cumple con las obligaciones…¿para cuando los expedientes? Pero ya está bien de quejarse de la falta de atención debida…¿para que esta la autoridad competente?
Hablemos de la violencia psicológica en la violencia de género. “Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse” Que la violencia psicológica es, en muchas ocasiones, de difícil prueba, de acuerdo. ¿Para que está un atestado policial bien cumplimentado, o una instrucción judicial a fondo? Pero “tomemos partido hasta mancharnos”: el machismo que invade nuestra cultura y el pensamiento también está presente en jueces y fiscales, en policías. Y cuando no se acaba de creer en el delito de violencia de género –o no se cree en absoluto-, la violencia psicológica se reduce a …mala educación.
Dos textos. “No existe maltrato leve, sino momentos en el escalonamiento de la violencia. Quien opine que una discusión no es un maltrato, acierta. Quien opine que insultarse en una discusión no es maltrato, se equivoca. Quien opine que insultar es leve, o empujarse o negar el afecto, o ridiculizar de manera continua son prácticas de levedad, entonces está colaborando con su opinión a dificultar el acceso social a la igualdad, porque está colaborando con la violencia” (Andrés Montero)
“Antes de matarla, la amenazó…. ¡con matarla! Antes de le dio mil palizas. Eso fue antes. Mucho antes le dio un puñetazo, y antes un tortazo de nada. Antes le había amenazado con el puño, y antes había golpeado la pared como si la pared fuera ella. Antes había dado un millón de gritos, y antes la insultó delante de los niños. Pero antes pasaron más cosas. Antes le dijo: ¿Quién te crees que eres?, y antes de eso: pareces tonta. Y antes ni se fijó en que ella lloraba. Eso fue antes, porque antes hubo tantas cosas. ¿Alguna vez te has preguntado en que momento un hombre deja de ser hombre?” (Anuncio en las emisoras de radio)
Por hoy suficiente. Pero…¡basta ya de paños calientes, de parches, de quejarse! “Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos” Hablen a su modo, canten como sepan, digan sus palabras…pero hemos de conseguir entre todos que se rompa el silencio y que las mujeres maltratadas recobren la libertad y la dignidad. ¡A por ello!