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Confiar en los adolescentes

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Asociación No Más Violencia de Género "José Antonio Burriel" asinvg-fb-cover-unarelacionpositiva Confiar en los adolescentes

por José Antonio Burriel, presidente de la Asociación NO Más Violencia de Género “José Antonio Burriel”

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Adolescente: que crece, que esta en desarrollo (etimología del término) No se trata simplemente de una edad que va del niño al adulto. Es algo más que eso: desarrollo, crecimiento. Estamos ante un hecho o termino positivo, de importancia en la vida de la persona. Aunque la persona siga creciendo a lo largo de su vida -experiencia, conocimiento, posición en la sociedad-, la adolescencia es vital: los inicios del desarrollo o crecimiento marcaran el camino, el posterior desarrollo. Eso si, teniendo en cuenta que en la adolescencia se da una circunstancia significativa: algunos de los planteamientos adolescentes  son temporales, esporádicos, superficiales, y, por consiguiente, no van a influir en el posterior desarrollo o influir levemente.

Y en ese desarrollo o crecimiento, la adolescencia, se da una característica: el adolescente siente que ha dejado la niñez, que ya piensa por su cuenta, que la independencia en el hacer y en el pensar esta ya cercana. Por consiguiente, valora sobremanera sus pensamientos y decisiones y siente como “invasoras” las normas o conductas que le señalan o imponen. Estamos ante la rebeldía propia de la adolescencia.

Y como el adolescente es rebelde, se siente responsable de sus actos, libre para hacer o pensar, rechaza casi de inmediata lo que advierte como invasión de su intimidad personal, aquello que concibe como pretensión de encauzar sus conducta, como intromisión en sus proyectos, como freno o cortapisa de su “independencia”.

Y cuando se le advierte de los peligros de determinadas acciones, tiene a obviarlos, entre otras cosas porque piensa que puede orillarlos o vencerlos. Y cuando la insistencia en mostrarlos los posibles errores o lo reales peligros: se exagera, no se les comprende…se les esta criminalizando.

Y algo hay de eso, de la “criminalización” de determinadas conductas del adolescente. Yendo a mi terreno. Cuidado con las nuevas tecnologías, atención a los peligros que entrañan las redes sociales, etc.…De acuerdo con la existencia de peligros,  pero si se cargan las tintas, por decirlo de algún modo, sobre los efectos en los adolescentes, estos no distinguen que se hace referencia a unos pocos, piensan que se generaliza, que se les considera como incapaces de actuar bien, como inmersos en la vorágine de los efectos perniciosos.

Por  ejemplo, se insiste en la incidencia negativa de los llamados “mitos del amor romántico”. No digo yo que no existan “los mitos del amor romántico”, ni sus efectos negativos sobre las recién estrenadas relaciones de afectividad. Lo que si digo es que no todos los adolescentes caen en las redes de “los mitos del amor romántico”. Y lo que también afirmo es que “machacar” a los adolescentes sobre los efectos perniciosos de “los mitos del amor romántico” produce una reacción contraria. Además, y conviene no olvidarlo, cuando se incide insistentemente los adolescentes suelen atender con “asombro”: eso no va con ellos; como no va con ellos la violencia de género…son cosas de mayores.

Vamos a apoyar a los adolescentes en sus estrenadas relaciones afectivas, en sus “noviazgos  incipientes”. Vamos a reforzar los elementos positivos de una relación sana y positiva. Vamos a “descubrirles” que ellos son capaces de corregir los posibles desvíos, que son capaces de rectificar, de rechazar lo que les hace daño. Y todo ello teniendo en cuanta su rebeldía, pero también sus valores, respetando sus deseos de independencia y libertad. No han alcanzado la madurez, están en desarrollo. Y quieren dar ellos mismos  los pasos de su desarrollo. Enseñémosles el camino, su camino del desarrollo, pero sin  estigmatizándoles, sin imposiciones innecesarias, sin ejercicios de autoridad “porque si”.

Caminamos a su lado en la vida, por delante de ellos por edad y por experiencia, pero ellos caminan, como nosotros, y no en “nuestros brazos”.

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