Os traemos hoy el reportaje de ANA G. AYUSO, en el que José A. Burriel participó como entrevistado y atendiendo a diversos aspectos del mismo. Incorporamos alguno de sus párrafos y os animamos a leer el artículo completo en el enlace a continuación.
Desaprender y reparar heridas
Hombres y mujeres somos sujetos socialmente construidos y, mientras ellos aprenden a hacer uso de sus privilegios de género, nosotras seguimos siendo socializadas para aceptar lo que Bourdieu llamó la dominación masculina». Esta es una de las primeras frases del editorial que Ana Irene Pérez Rueda, Marta Nogueroles Jové y Ángel Méndez Núñez escribieron el año pasado para la Revista Internacional de Educación para la Justicia Social. Prosigue con una máxima que apunta a una de las claves de su escrito: «Crecemos en una ilusión de aparente libertad y no suele ser hasta la edad adulta cuando el feminismo hace su aparición en la vida de algunas mujeres —cada vez más— en una suerte de despertar político demasiado tardío, pues para entonces es preciso desaprender y reparar las heridas sufridas desde los orígenes de nuestra opresión».
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Las autoras del artículo «Violencia de género y jóvenes: incomprensible pero real» para la revista Metamorfosis, Blanca Hernández Oliver y Inés Doménech del Río, consideran que las nuevas tecnologías pueden resultar peligrosas para las adolescentes, puesto que, en estas plataformas, «la violencia de género se ha proyectado en forma de ciberacoso». Este tipo de prácticas está en ocasiones ligado a las relaciones afectivas que, según el Doctor en Filosofía y abogado especialista en violencia machista José Antonio Burriel, es el contexto en el que se producen «las actitudes más machistas». Lleva más de diez años tratando el tema de la violencia machista entre los adolescentes y durante estos últimos tres años ha acudido a unos doscientos colegios españoles para concienciar a los alumnos de la importancia de vivir en igualdad.
Tanto Ortiz como Burriel coinciden en que los jóvenes incorporan ese tipo de actitudes, porque ven contenidos audiovisuales que las promocionan, como «Mujeres y Hombres y Viceversa o los vídeos de determinados youtubers». El mayor problema que se suele localizar en las relaciones sentimentales entre adolescentes es el control. Burriel aclara que “el control no es querer”, porque evidencia una gran falta de confianza en la otra persona, sin la cual no es posible que haya amor. Los jóvenes suelen ejercer control sobre «el móvil, cómo se viste la chica y con quién va», como indica María Jesús Ortiz.
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La educación para estos jóvenes es fundamental y es el eje central sobre el que sustentarán sus comportamientos y pensamientos en el presente y en el futuro. Ortiz asegura que una educación basada en la igualdad es «una parte importante de la solución», por lo que los centros educativos deben esforzase en proporcionar al profesorado y a las familias «instrumentos y perspectiva para que analicen sus comportamientos». José Antonio Burriel afirma que, cuando ha impartido formación sobre feminismo e igualdad a padres y educadores, estos últimos acudían casi en su totalidad, pero se contaban con extremada rapidez los pocos padres que se interesaban por este asunto.
Es necesario que los tres componentes de esta ecuación, padres, educadores y alumnos, se muestren abiertos a aprender qué es el machismo, qué es el feminismo y qué consecuencias tiene que nuestra sociedad siga teniendo conductas que quebrantan los derechos de igualdad. María Jesús Ortiz ve un futuro muy evidente si la situación permanece como hasta ahora: «Mientras esto no cambie, las mujeres seguirán sufriendo violencia y se repetirán las actos discriminatorios en todos los ámbitos».
Desaprender y reparar heridas