Víctima de malos tratos, esta sevillana creó una fundación que ha ayudado a 1.200 mujeres
Publicado en el País por VÍCTOR NÚÑEZ JAIME – Sevilla – 11 de Abril de 2014.
Hay en Sevilla una mujer de ojos verdes, sonrisa manifiesta, verbo encendido y un nombre propio del barroco literario —Ana Bella Estévez Jiménez de los Galanes— que no cesa de repetir, y de demostrar, que es posible salir “en positivo” de una feroz situación de violencia machista. Ana Bella lo sabe bien. Por la experiencia propia y por la de muchas de las 1.200 mujeres que han pasado por la fundación que creó en 2006 para auxiliar a supervivientes como ella.
La idea surgió después de que anularan el grupo de ayuda al que asistía. “El Ayuntamiento de Sevilla suprimió el presupuesto y, al principio, cedí mi casa para que continuaran nuestras reuniones, pero luego pedí un préstamo personal de 6.000 euros al Santander para comprar un pequeño local. Me puse a estudiar para poder hacer los estatutos, porque no sabía mucho al respecto, pregunté a otras asociaciones y, finalmente, tres personas me ayudaron a registrarla”. Ese mismo año la iniciativa de la Fundación Ana Bella ganó 25.000 euros en un certamen de proyectos de inclusión social y con ese dinero organizaron una empresa de catering solidario para dar trabajo a las víctimas. “Así nos sentíamos útiles y valoradas”, aclara.
Escucharla ahora, tan optimista y entregada a una red de apoyo para mujeres que han sido maltratadas, complica imaginarla vejada y sometida durante 11 años por el hombre con el que se casó nada más cumplir los 18. Después de terminar el bachillerato, Ana Bella, que quería ser licenciada en traducción, se fue de vacaciones con su padre a Marbella. Una mañana entró en una galería de arte y en un rincón vio a un hombre pintando. Después de unos minutos de conversación, él le regaló un cuadro. Días más tarde, Ana Bella le envió una carta agradeciéndole el detalle. Él la leyó y enseguida fue a buscarla. Que era el amor de su vida, le dijo. Y ella le creyó. Que el hecho de que él tuviera 42 años y ella 18 no sería obstáculo para que fueran felices. Y ella pensó que el romance prometía. Que dejara todo y se fuera con él. Y ella, a pesar de la oposición de toda su familia, se fue.
Podéis leer el artículo completo en la web de El País: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/04/11/actualidad/1397215520_133487.html