Por José Antonio Burriel.
Y se dirá: ¿acaso no se esta tomando en serio? Y contesto: la mujer del Cesar, además de ser honrada, debe parecerlo. Es decir, no, no se esta tomando en serio-serio la erradicación de la violencia de genero. Y o somos “audaces y decididos” o…
LA VICTIMA EN EL CENTRO
* Para comenzar una cuestión esencial: la victima de la violencia de genero debe ocupar el primer lugar y esencial. No me interesan ni el numero de detenidos, ni de condenas, ni las ordenes de protección concedidas… ¡me interesa el numero de mujeres victimas de violencia de genero plenamente recuperadas; me interesa la puesta en marcha de nuevos instrumentos para romper el silencio de muchas mujeres; me interesa que se pongan los medios para acabar, de una vez por todas, con “los bulos” que lanzan a la sociedad quienes no están decididos a romper con el pensamiento patriarcal-machista!
Y comenzaré por este ultimo punto, que, así lo pienso, tiene mucho que ver con el silencio de muchas mujeres.
PUNTO FINAL A LOS BULOS Y FALSEDADES
- Denuncias falsas. Con frecuencia el bulo sale a la luz: muchas denuncias de las mujeres son falsas. Esta claro que “la falsedad de muchas denuncias falsas” se esparce con facilidad entre los machistas: excusa para minimizar el machismo de tantos. ¿Y cuando ese bulo nace de letrados? ¿Quién les exige la responsabilidad de lanzar la falsedad? Y los letrados saben bien que lo que no se demuestra no es prueba de nada. ¿Dónde están los Colegios de Abogados?
- Denuncias cruzadas. Una costumbre que se ha introducido en el mundo jurídico: que mi mujer me ha denunciado por malos tratos, yo hago lo mismo. Y algunos letrados toman parte de ese truco. ¿Por qué no se investigan las denuncias cruzadas por parte de la Justicia?
- Violencia psicológica. ¡Hacen falta pruebas! ¿Para qué está la Justicia sino para indagar? Y un medico forense experto esta en condiciones suficientes para determinar la existencia de la violencia psicológica
- Se concede poca, o nula, credibilidad a la palabra de la mujer. Y el temor a que se le acuse por parte del entorno o de la sociedad de presentar una denuncia falsa, o de no ser creída por la Justicia porque también se le acusa a ella, o de que alguien piense –y lo diga en voz alta- que con la denuncia pretende conseguir beneficios económicos o la custodia de los hijos… ¡sella la boca de muchas mujeres victimas de violencia de genero!
EL SILENCIO DEL ENTORNO DE LA MUJER
- Se debe insistir en el deber de quien conoce un delito de denunciarlo a las autoridades. ¡Y la violencia de género es un delito público y no un tema “entre cuatro paredes!
- Y hay que proporcionar a los testigos de la violencia de género en el entorno familiar o vecinal instrumentos para que venzan los miedos o temor a denuncia. Por ejemplo, y si es preciso el de testigos protegidos.
- Insistir en que pueden acudir al teléfono 016 para pedir consejo de cómo actuar y de que hacer
- Y recuerdo: el silencio de quienes conocen la existencia de la violencia de género es cómplice del agresor en el delito contra la mujer. Y no podemos olvidar que en ocasiones ese silencio puede tener complicidad con el delito de asesinato.
TERMINAR CON “LAS GUERRAS”
- De vez en cuando, de modo especial cuando aumentan los asesinatos, las redes sociales se inundan de comentarios
- Unos son gritos de repulsa. Otros gritos en demanda de una mayor protección para las mujeres victimas de violencia de género y para sus hijos.
- Otros son gritos pidiendo una mayor especialización a quienes intervienen cerca de la violencia de género –trabajadores sociales, policías, jueces, fiscales.
- Comprendo esos gritos, y hasta participo en ellos. Sin embargo, algunos de esos gritos inciden en una “guerra o batalla” que en verdad no existe: machismo vs feminismo, feminismo vs machismo. La verdadera batalla es por la dignidad e igual de todas las personas, de hombres y mujeres. No hay enfrentamiento: ¡tan solo el esfuerzo por el reconocimiento de derechos humanos y universales! E insinuar “guerra o batalla” oscurece la esencia de la lucha por erradicar la violencia de género de la sociedad.
- Y no hablo de “los gritos” llenos de bilis y de “cerebros descerebrados” de los machistas. No vale la pena tenerlos en cuenta: son desesperados intentos de seguir manteniendo “una superioridad” que ellos mismos se han inventado. “¡Ladran, luego cabalgamos!”